No estás loca. No estás loke. No estás loco.
Si vives violencia en tu relación, es normal que no te sientas bien. La violencia física y también la psicológica y/o verbal tiene consecuencias graves para la salud:
- Te sientes inquieta/e/o, nerviosa/e/o, tienes miedo, no puedes relajarte.
- Estás durmiendo mal y/o tienes pesadillas.
- Te irritas más fácilmente de lo normal.
- Te cuesta sentir emociones.
- Sientes que no puedes pensar bien.
- Sientes vergüenza y también te sientes culpable. Tienes la autoestima baja.
- Estás triste, desesperada/e/o y el mundo te parece horrible.
Estrategias de afrontamiento
Personas que viven violencia psíquica y/o física muchas veces crean estrategias – de manera instintiva - para aguantar la situación:
- Negación y minimización: Te convences de que el abuso no es real y desmientes las consecuencias que el abuso tiene para ti. A lo mejor te piensas: "Esto no es violencia.” o "solamente me ha pegado una vez de verdad."
- Responsabilidad y acusaciones: Muchas personas afectadas buscan la culpa en sí mismas/es/os. Quizás, estás pensando que la violencia es tu culpa o – incluso – crees que la mereces. Crees, que has provocado a tu pareja con tu comportamiento. Estos sentidos son reforzados porque la persona violenta suele echar la culpa a todo menos ellas/es/os mismas/es/os.
- Trauma y Disociación: Cuando la pareja esta agresiva, violenta o amenazante, las personas afectadas se sienten como si estuviesen adormecidos. A lo mejor tu conoces el estado de rigidez de shock o no sentir emociones. Esta reacción es completamente normal para que puedas aguantar emociones muy difíciles.
Cuidado con el Gaslighting
Hay casos en los cuales la pareja violenta utiliza tu estado emocional en contra de ti y te acusa de que eres inestable. Esto se llama "Gaslighting" o hacer luz de gas. A través de mentiras, negaciones y tergiversaciones de hechos eres manipulada/e/o tanto que empiezas a dudar tu autopercepción. La persona te confunde de una muy manera deliberada y hace que pierdas tu autoconfianza.
El Gaslighting es peligroso y sus consecuencias muy graves. Muchas personas afectadas caen en una depresión o ansiedad. Ya no se atreven a nada o empiezan a desconfiar muchísimo en la gente su entorno y a su mismas/es/os.
Ejemplos del gaslighting son:
- Negaciones: "Estás loca/ke/o, yo nunca he dicho algo así!"
- Preocupaciones simuladas: "Te encuentras muy inestable en este momento. ¿No crees que lo imaginaste?"
- Imputaciones: "Estás coqueteando con otra gente todo el tiempo. ¿Cómo me puedes decir que esto no es verdad? ¡Yo lo veo!"
- Mentiras: "Cielo, tus amigos también piensan que eres demasiado sensible."
Si crees que eres afectada/e/o por el Gaslighting, es importante no tragarlo y no ignorarlo. Cuéntalo a una persona de confianza, confía en un miembro de tu familia o habla sobre tu experiencia con tu terapeuta. Una perspectiva fuera de la relación puede ayudarte, reconocer el Gaslighting y encontrar una salida.