Él quería controlarme completamente.
La historia de Lea
Conocí a mi exnovio en un foro para chatear. Ya al principio, nuestra relación tenía algo desagradable: Yo era menor de edad, él era siete años mayor que yo. Su legitimación para la relación era que nunca había conocido a una chica como yo. Decía "Si algo te queda, te queda" Posteriormente, creo que su comportamiento era estratégico; quería una mujer que pudiera explotar. Alguien sobre quien pudiera ejercer poder.
Los problemas empezaron cuando él quería pagar mis compras porque ganaba más que yo. Yo me sentía incómoda. Mi madre siempre me dijo que yo debía ser económicamente independiente. Cuando yo quería pagar las compras, él hacía una escena delante de toda la tienda. ¿Acaso yo no tenía derecho de darle un regalo a mi novio? Parecía un gesto amable y yo no podía decir algo en el momento. Pero las escenas aparecían una y otra vez y me intimidaban bastante.
Realmente yo quería terminar con él pronto porque sentía que algo no estaba bien. Pero él no toleró que me fuera y me amenazó con que se suicidaría si lo dejaba. Lo que me dijo fue horrible para mí y me agobió muchísimo. Y así, no terminé la relación y él me dijo: "Ves, no puedes. ¡Nosotros dos nos necesitamos!"
Él quería controlarme completamente. No le gustaba cuando quería reunirme con alguien; amigas, por ejemplo. Era muy dependiente de él. Por ejemplo, yo quería hacer el examen de conducir. Él estuvo de acuerdo, pero me estuvo controlando durante las clases de conducir y nos seguía con su coche. El día del examen, él me esperó con champán, pero yo no había aprobado el examen porque no podía soportar la tremenda presión. Delante de todas las personas que se encontraban en el lugar, me regañó y me dejó allí. Tardé casi dos horas en llegar a casa, andando.
Recordando el pasado, entiendo que él me sometió a un lavado de cerebro durante un largo periodo de tiempo. Por su comportamiento y su adicción a controlarme, tenía miedo de "equivocarme" en algo o decir algo errado. Estuve pensando constantemente: "Cómo me tengo que comportar para que no me pase nada?" Este estrés constante me dejó completamente desestabilizada.
En un momento al principio de nuestra relación, él decidió que yo debía mudarme a su casa. Sin dejarme decidir, él planeó toda la mudanza y lo hizo sin mi consentimiento. Al principio, yo me sentía lista para dar este paso, aunque tenía un mal presentimiento. En el apartamento nuestro lloré mucho, me sentía viviendo como en una jaula. Él me decía: "No podrías arreglártelas sin mí." Sin su aprobación, yo no tenía permitido hacer nada; ni cocinar, ni elegir lo que quería comer. Todo esto eran decisiones suyas. Hubo veces que solo me permití comer restos de comida o de pan.
Me di cuenta demasiado tarde que estuve viviendo violencia doméstica. Yo no me daba cuenta de las señales de peligro: las preocupaciones y miedos que surgían los reprimí e ignoré. Luego me quedaba casi sin emociones porque guardaba todo dentro de mí. Mucho tiempo después me di cuenta de lo peligrosa que era mi situación.
En la fase final de nuestra relación, yo gané más y más fuerza. Empecé un nuevo trabajo y finalmente aprobé el examen de conducir. Esta experiencia me enseñó que sí puedo ser independiente. Además, mi ex se comportó más y más irrespetuoso conmigo, incluso me escupió. Esta humillación me hizo enojar tanto que pensé: "Esto no lo necesito."
Leí bastante sobre el tema de violencia doméstica, pregunté por ayuda en mi entorno y recibí mucho apoyo. Me di cuenta: No estoy sola. Puedo salir de aquí. Él se dio cuenta que yo me estaba alejando y me amenazó – nuevamente – con que se haría daño. Pero él perdía el control sobre mí cada vez más y entendí que no podía quedarme en esta relación solo por esta razón. Y un día, lo logré. Lo dejé.